De violencia(s) y convivencia(s)

    • CAP 1
      De qué hablamos cuando hablamos de PAZ

    • CAP 2
      De qué hablamos cuando hablamos de GUERRAS

    • CAP 3
      De qué hablamos cuando hablamos de DISCRIMINACIÓN LINGÜÍSTICA

    • CAP 4
      De qué hablamos cuando hablamos de MANIPULACIÓN INFORMATIVA

    Zomeño

    CAP 1: De qué hablamos cuando hablamos de PAZ

    Carlos Cuesta-Martínez

    13 de marzo 2025

    No podemos negar la realidad del momento en el que vivimos: son tiempos que presentan muchos desafíos para la construcción de la paz. Nuestra consulta diaria a los medios de comunicación nos recuerda, de manera constante, el elevado número de conflictos armados que se están desarrollando a escala global. Sin embargo, ante este aparente auge del belicismo, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿hay verdaderamente menos paz y más violencia que en períodos anteriores?

    ¿Realmente estamos tan mal?

    Como cabría esperar, una pregunta tan compleja no permite ofrecer una respuesta tajante con facilidad. Si, en primer lugar, nos centramos en la violencia, es innegable aseverar que la situación es complicada. No solamente por las violencias directas con las que compartimos nuestro tiempo, sino por su contribución a un discurso a favor de la carrera armamentista y el rearme, que provoca, a su vez, una mayor inseguridad. Una «militarización de las mentes» que no solo reduce la capacidad de indignación ante el sufrimiento, sino que permite la adopción progresiva, entre la ciudadanía, del apoyo a las intervenciones en conflictos bélicos. 

    Pese a todo, si bien la violencia directa cuenta en la actualidad con una gran capacidad destructiva gracias al desarrollo tecnológico y científico, sería también conveniente analizar el estado de otros tipos de violencia. Así, observamos diferentes violencias en nuestro día a día (de género, escolar, obstétrica, medioambiental, etc.), lo que nos hace pensar en la importancia de prestar atención también a la violencia estructural y cultural.

    Si la respuesta en cuanto a la violencia no es sencilla, ¿qué hay de la paz? En la mayoría de ocasiones, cuando los medios de comunicación o la academia analizan la paz, la enfocan solamente desde la presencia de conflictos bélicos. Este acercamiento reduccionista tiene efectos negativos en la ciudadanía, de manera similar a la militarización de las mentes: Leonardo Boff y Mark Hathaway identificaron que hablar de la violencia como un fenómeno único, sin abordar sus alternativas, provocaba una «impotencia interiorizada» que fomentaba la inacción y la resignación, al tiempo que impedía el cambio y la transformación a nivel global.

    Y es que si hablamos de paz, ciertamente su presencia ha aumentado respecto a lo que sucedía en épocas anteriores. Acerca de esto, por ejemplo, en 2012, Steven Pinker publicó el libro Los ángeles que llevamos dentro, en el que identificaba varios indicadores que generaban un mayor nivel de paz, como los derechos humanos, el sistema democrático y la existencia de Estados, unas mayores cuotas de bienestar, el auge del cosmopolitismo y la globalización o la extensión del feminismo. 

    En este sentido, hay varios indicadores que se muestran esperanzadores y que son eclipsados por la violencia directa: la pobreza extrema está en mínimos históricos (pese a que todavía la padece el 8,6 % de la población mundial), la renta global mediana se ha duplicado en tan solo dos décadas y la generación Z vive mejor que sus padres (el 75 % de los jóvenes de entre 12 y 27 años viven en economías emergentes). 

    ¿Quién vela por las paces?

    Si, en el caso de la violencia, encontrábamos un fenómeno heterogéneo con diferentes tipos de violencias (directa, estructural y cultural), también es correcto hablar de la paz en plural. La investigación para la paz es la disciplina encargada de estudiar la paz, así como los medios para su consecución. Y, pese a su carácter incipiente como materia de estudio (que se inició en el período de entreguerras a mediados del siglo pasado), ya ha contado con una notable evolución con cambios significativos. Las investigadoras del grupo DESPAZ – Desarrollo Social y Paz (Departamento de Filosofía y Sociología), Sonia París Albert e Irene Comins Mingol, describen las tendencias que ha experimentado el campo de estudio en su artículo «La nueva agenda de la filosofía para el siglo XXI: los estudios para la paz», junto al fallecido profesor de la casa Vicent Martínez Guzmán.

    Inicialmente, se concibió la paz tan solo como la ausencia de guerras (absentia belli). Sin embargo, después, la disciplina cambió su enfoque con la introducción del concepto de «violencia estructural» de Johan Galtung. De tal modo, la paz no solo se concibió como la inexistencia de conflictos armados, sino que también se entendió como sinónimo de justicia, desarrollo, igualdad y satisfacción de necesidades básicas. La violencia, a su vez, se amplió y concibió la falta de recursos o la discriminación institucional como algunas de sus modalidades. «Quedarnos solo en el estudio de la violencia tiene ese efecto perverso de naturalizarla y convertirse en una profecía autocumplida. De ahí que consideremos muy importante también dedicar el mismo esfuerzo que hemos dedicado al estudio de la violencia, dedicárselo también a la paz», explica Comins.

    Y es que, para los estudios para la paz, la educación en valores es la forma más conveniente para la prevención de la violencia. La educación para la paz propone transformar los modelos pedagógicos hacia modelos más activos y dinámicos en un contexto en el que las asignaturas que invitan al pensamiento y a la reflexión se ven cada vez más denostadas. El desarrollo de las core skills (la cooperación, la empatía, la resiliencia, la escucha activa, etc.) es imprescindible para conseguir una ciudadanía más crítica, ética y creativa que contribuya a la construcción de la paz. Según París: «Necesitamos una ciudadanía que sea capaz de cuestionar las estructuras sociales e intente indagar sobre ellas, que tenga la capacidad de ponerse en la piel de otras personas». Con tal finalidad, la Cátedra UNESCO de Filosofía para la Paz de la Universitat Jaume I publicó, en septiembre de 2024, el libro pedagógico Proyecto BALDER: Core skills para hacer las paces.

    CAP 2: De qué hablamos cuando hablamos de GUERRAS

    Carlos Cuesta-Martínez

    13 de marzo 2025

    Consultar los titulares estos últimos años se ha convertido en un ejercicio de geografía involuntaria. Lectores y lectoras han podido rememorar recientemente el nombre de tierras lejanas (y no tan alejadas) que han vuelto a nuestra mente por la reactivación de conflictos en sus territorios: Ucrania, Gaza, Sudán, Etiopía, Siria o Yemen podrían ser algunos de los ejemplos más sonados. Y si bien en el capítulo anterior de este monográfico observábamos que es difícil afirmar que hay una mayor cantidad de violencia en la actualidad, el aumento de la violencia directa alrededor del mundo es innegable.

    El Departamento de Investigación para la Paz y los Conflictos de la Universidad de Upsala (en Suecia) muestra en su programa de datos una tendencia creciente desde el 2009 (con un total de 86 conflictos, que abarcan tanto acciones de violencia unidireccionales como represión estatal) hasta el 2023, cuando el número total de enfrentamientos armados alcanza los 176. Este auge de la beligerancia, especialmente notable en los últimos cinco años, acaba con el período de pacificación que se estableció después del desmoronamiento de la Unión Soviética con la interrupción de los conflictos generados en la Guerra Fría y el comienzo del incierto «nuevo orden internacional».

    En cuanto a las víctimas, también se puede observar un repunte grave en las dos últimas décadas: desde las 20 611 muertes causadas por conflictos bélicos del año 2004 hasta las 311 325 en el 2022. Además, investigadores como Mario López Martínez indican como, a pesar de la sofisticación de la tecnología armamentista, el porcentaje de víctimas entre la población civil es cada vez mayor respecto a las bajas militares. Según el investigador Vicent Sanz Rozalén, miembro de los grupos DESPAZ y HEHA – Grupo de Investigación de Historia de los Espacios Hispánicos y Americanos, siglos XIV-XX (Departamento de Historia, Geografía y Arte), este fenómeno recibe el nombre de «guerra total» y responde a las nuevas pretensiones de los conflictos: «El objetivo de una guerra ya no es la conquista de un territorio ni la derrota de un ejército, sino la aniquilación y el sometimiento del enemigo». Atacar la retaguardia de un contrincante provoca problemas económicos, de abastecimiento, de producción de armamento y, en síntesis, inestabilidad social y pérdida de apoyo al conflicto.

    ¿Por qué vuelven las guerras?

    Para Sanz, nuevamente no hay una respuesta sencilla. Sanz explica que la especificidad de cada conflicto impide explicar su activación de manera conjunta y unificada, ya que responde a combinaciones multifactoriales de elementos políticos, sociales y económicos concretos: «Cada conflicto tiene su historicidad y, por lo tanto, los motivos que podemos encontrar detrás son diversos en cada circunstancia. Los acontecimientos solo pueden entenderse en su contexto temporal y su contexto espacial».

    En cambio, sí que se pueden identificar rasgos en común que tienen relación con esta tendencia. En primer lugar, la violencia protagonista en muchos de los conflictos actuales es diferente a la practicada en períodos anteriores, con el auge de nuevas formas de violencia como el terrorismo. En segundo lugar, se puede observar un aumento de la inestabilidad política a escala internacional e interna de los países. Fenómenos como el ascenso de la extrema derecha limitan la capacidad de reacción frente a los conflictos y ponen en crisis el funcionamiento de las democracias. Incluso, en algunos casos como los de Rusia e Israel, ciertos grupos no solo apoyan el inicio de los conflictos, sino que incitan las acciones violentas que acometen sus Estados y favorecen el mantenimiento de sus regímenes.

    El discurso reaccionario de estos movimientos se caracteriza por su carácter clasista, xenófobo e, incluso, por enaltecer la violencia en las redes sociales, lo que promueve el desarrollo de relatos desconectados de la realidad. La inestabilidad causada por el clima de enfrentamiento social requiere la tarea didáctica por parte de la clase política, los medios de comunicación y la academia, que tienen que recuperar la confianza de la ciudadanía en las instituciones y el Estado como elemento amortiguador de las diferencias y los conflictos a nivel interno. Según Sanz, esta tarea tiene que llevarse a cabo teniendo presente el conocimiento histórico y fomentando la construcción de memorias democráticas como elemento fundamental para enseñar conciencia ciudadana.

    Igual que para conducir de forma segura es necesario mirar de vez en cuando por el retrovisor, las sociedades tenemos que hacer lo mismo. Mirar hacia el pasado, hacia atrás, es importante para ver hacia dónde vamos, si vamos bien, qué es lo que nos espera.

    CAP 3: De qué hablamos cuando hablamos de DISCRIMINACIÓN LINGÜÍSTICA

    Carlos Cuesta-Martínez

    13 de marzo 2025

    La conflictividad y la ausencia de cohesión social en las sociedades pueden producirse por diferentes factores. En algunos casos, como se ha podido comprobar en los anteriores capítulos de este monográfico, una de las principales razones recientemente es el auge de grupos discriminatorios en las redes sociales y los espacios de convivencia, lo que pone de relieve la necesidad de una tarea didáctica por parte de las instituciones, la academia y los medios de comunicación. Pero se podrían encontrar otros alicientes, como sería el caso de aquellos territorios en los que la discriminación se produce por razones lingüísticas.

    Países donde la convivencia de dos o más lenguas provoca situaciones de diglosia, en las que una de las lenguas se considera la de prestigio y se emplea en todos los ámbitos de uso, en especial en los formales (y protagoniza así la mayoría de producciones escritas y culturales). El resto de idiomas en estos territorios, en cambio, tienen que conformarse con quedar relegados a ámbitos privados e informales, lo que provoca que tengan una menor visibilidad. Para Maria Montroy Ferré (profesora sustituta en el Departamento de Traducción y Comunicación de la UJI, anteriormente miembro del grupo de investigación TRAMA – Traducción para los Medios Audiovisuales y Accesibilidad y en la actualidad en el TransMedia Catalonia de la UAB) se pueden definir las lenguas minorizadas como «lenguas que ven reducido su ámbito de uso en su territorio natural de habla porque se han visto perseguidas, se ha intentado que se prohíban o se ha restringido su uso». Esta situación provocaría, por lo tanto, que los hablantes se vieran forzados a adoptar la lengua dominante.

    Es el caso de la excolonia portuguesa Santo Tomé y Príncipe, como desarrolla Montroy en algunos de sus artículos académicos como «Multilingüismo en Santo Tomé y Príncipe: un acercamiento desde la subtitulación». En esta nación insular africana, la lengua oficial y predominante es el portugués (que muestra la herencia de su pasado colonial, independizada en 1975) que disfruta de una gran preponderancia en los medios de comunicación, pero además conviven otras cuatro lenguas autóctonas (criollo angolar, caboverdiano, forro y lung’Ie) que se usan en el ámbito privado y están en riesgo de desaparición a pesar del esfuerzo de los académicos para enseñarlas y normalizarlas.

    ¿Por qué se discriminan algunas lenguas?

    Si bien es cierto que la diáspora (incentivada por el grado de pobreza del país, con un índice de desarrollo humano en la 135.ª posición de los 189 Estados según UNICEF) está convirtiendo el forro prácticamente en un símbolo de identidad nacional, la lengua se usa de forma mayoritaria en las zonas agrícolas y por un colectivo concreto: la gente mayor. En Santo Tomé y Príncipe, las familias deciden educar a sus hijos e hijas en portugués con la esperanza de que eso les proporcione mayores oportunidades educativas y laborales, lo que provoca que las nuevas generaciones no adopten las lenguas minorizadas, como es el caso del forro. «Tenemos que entender que los padres quieren lo mejor para sus hijos. Si de alguna manera detectan que su idioma los perjudicará y que hay otro que les abrirá más puertas, entonces la familia elige abandonar su lengua en favor de la lengua de prestigio», explica Montroy.

    De esta forma, el forro queda relegado únicamente a la gente mayor o a los habitantes de las zonas más agrícolas, más apartadas y empobrecidas en un país en el que, de por sí, hay mucha pobreza. Además, los ancianos y ancianas reciben una doble discriminación en la nación africana, ya que habitualmente se ven abandonados por los núcleos familiares por razones como la pobreza, la intolerancia o la vinculación con la superstición, lo que provoca incluso casos de violencia física y psicológica.

    En una situación de abandono, menor poder adquisitivo y uso de una lengua minorizada, la gente mayor de Santo Tomé y Príncipe tiene que afrontar varios prejuicios que dificultan su integración social. Prejuicios que, para Montroy, están «construidos expresamente»: «El hablante de una lengua minorizada no elige voluntariamente apartarse del resto de la sociedad. Es una cuestión que viene impuesta por las circunstancias externas porque hay un cierto interés».

    En su trabajo de investigación, Montroy entrevistó a personas ancianas, no ancianas y expertas para averiguar el grado de discriminación que supone usar la lengua minorizada; también llevó a cabo talleres de doblaje de animación en forro con personas ancianas y niños y niñas de una misma comunidad. De esta forma, el estudio de la investigadora trató de romper prejuicios intergeneracionales e interlingüísticos y ofrecer proyección social a la gente mayor del país africano, así como producir material audiovisual en la lengua minorizada. «En el caso del forro, se propone que su preservación vaya de la mano con una integración social de las personas ancianas hablantes de esta lengua en exclusión o en riesgo de exclusión, para darles un rol de dignidad y respeto en la comunidad», concluye en su artículo.

    Por lo tanto, si nos preguntamos por qué razón apostar por la normalización de lenguas minorizadas puede ayudar a la convivencia de colectivos, Montroy tiene una respuesta clara.

    Normalizar estas lenguas es una forma de resarcir a sus hablantes, precisamente por todos los prejuicios que han sufrido ellos y sus antepasados por el hecho de hablar una lengua. Pero más allá de eso, si normalizas una lengua, la visibilizas y la dignificas de alguna manera. Por lo tanto, normalizas, visibilizas y dignificas también a sus hablantes. Los estás reconociendo como parte de la sociedad y eso ya es paz y cohesión social

    CAP 4: De qué hablamos cuando hablamos de MANIPULACIÓN INFORMATIVA

    Carlos Cuesta-Martínez

    13 de marzo 2025

    En anteriores capítulos de este monográfico se han mencionado cuestiones como la influencia de las redes sociales y los medios de comunicación en la deriva belicista de ciertos grupos sociales o, incluso, del conjunto de la ciudadanía. La fijación de la cobertura mediática por los conflictos podría llevar, a largo plazo, a posturas resignadas que acepten su inevitable convivencia con las guerras o puedan llegar a defender las acciones violentas de sus gobiernos. Pero ¿es tal el poder de la comunicación?

    «Los medios de comunicación tienen muchísimo poder porque, aunque sabemos que no, son la apariencia de la realidad. Y lo que queda fuera de su foco parece que no existe o lo desconocemos», asevera Eloísa Nos Aldás, coordinadora del grupo DESPAZ y PDI del Departamento de Ciencias de la Comunicación. El estudio sobre los efectos de los medios en la ciudadanía ha experimentado una evolución, desde primeras aproximaciones que argumentaban una influencia más directa hacia perspectivas teóricas que defienden la mayor capacidad de filtraje crítico por parte de los públicos. Sin embargo, autores como Noam Chomsky identifican la apatía y el miedo como algunos de sus principales efectos en la población. Estas percepciones negativas llevarían, por un lado, a una mayor confianza en instituciones defensivas como el ejército y, por otro, a la desmotivación para el cambio social, lo que provocaría que se interiorizara la impotencia.

    Durante los últimos tiempos, la comunicación, en su vertiente de propaganda más sofisticada, se ha empleado expresamente para enardecer el auge de los populismos. La complejización de la realidad y las dificultades económicas habrían sido algunas de las principales razones por las que grupos sociales habrían aceptado estos discursos reduccionistas que ofrecen soluciones fáciles para los conflictos de índole social. 

    En cambio, cabría destacar el carácter fragmentador que enarbolan las propuestas populistas, en ocasiones basadas en el odio y el rechazo: «Los valores y las emociones que hay detrás de la comunicación a la hora de polarizar son lo contrario a lo que nos podría llevar a la cohesión social», asegura la investigadora. Las redes sociales, en particular, habrían ejercido como escenario ideal para la construcción y difusión de dichos discursos, en especial para aquellos que tratan de construir un enemigo que supone un peligro para la estabilidad económica o moral y que refuerzan la identidad de las personas usuarias, ya que solo consumen contenido de su propio perfil e ideología recomendado por los algoritmos de personalización.

    La selección consciente y activa de nuestros medios informativos es prioritaria para nuestra convivencia en la red

    Hateblockers

    Iniciativa que combate el odio en redes, fomenta el debate respetuoso y ofrece herramientas para verificar información y educar sobre el discurso de odio.

    Brøders

    Plataforma que ofrece un espacio seguro para jóvenes, brindando apoyo y recursos sobre diversos temas de interés. A través de su canal de WhatsApp, los usuarios pueden recibir información y orientación personalizada. La plataforma responde a la necesidad de que los chicos necesitan hablar y solo encuentran espacios tóxicos para hacerlo.

    La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo

    Este grupo reúne a ONGD y entidades comprometidas con la justicia social, la igualdad y la sostenibilidad. Promueve la cooperación internacional, la acción humanitaria y la educación para la ciudadanía global, trabajando en red para impulsar un mundo más justo y solidario.

    ¿Cómo mejorar nuestro consumo mediático?

    Sin embargo, según Nos-Aldás, tampoco es conveniente adoptar una postura generalista respecto a la influencia de los medios. En primer lugar, porque esos medios se encuadran e insertan en el sistema, y replican así sus vicios y virtudes y vinculan su actividad con la política, la legislación y el mercado: «El periodismo lo hacen profesionales que han pasado por la universidad y pueden ser de muchas formas, pero se van a encontrar con unas estructuras que les van a permitir hacer ciertas cosas u otras». En segundo lugar, debido a que no todos los medios de comunicación actúan de manera similar y unificada frente a la visibilización de los conflictos y de la violencia directa.

    Frente a la saturación informativa y las narrativas perniciosas que habitan las redes sociales, hay proyectos que reclaman un necesario consumo de medios más consciente por parte de las audiencias. Es el caso de Víctor Sampedro de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, que en su proyecto de alfabetización mediática Dietética Digital fomenta un acercamiento más selectivo a los medios de comunicación y las redes sociales, lo que hace ver a las personas usuarias su «obesidad mórbida con los dispositivos digitales, la tecnología y la saturación», explica la investigadora. Y todo ello porque, en síntesis, nuestro consumo mediático y digital influye en qué compramos y qué votamos. 

    Mediante este tipo de prácticas no solo seremos menos propensos a confiar ciegamente en el contenido recomendado por nuestro algoritmo, sino que también podremos acceder a cabeceras alternativas y alterativas, como identifica Rafael Roncagliolo, que nos alejen del foco mediático convencional. Según Nos-Aldás, «existen medios que son proyectos independientes y trabajan específicamente en visibilizar esas otras realidades, en visibilizar las causas y las opciones, pero es cierto que no suelen ser los medios masivos, que hay que conocerlos y buscarlos». Sería el caso de iniciativas como Climática, Revista 5W o La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo.

    Y, más importante aún, el acceso más consciente al contenido mediático nos permitirá, incluso, consultar la información solamente cuando lo deseemos, no cuando las rutinas periodísticas, las programaciones televisivas o el algoritmo nos fuercen a ello: «El consumo de medios que hacemos lo decidimos nosotros y nosotras», argumenta Nos-Aldás. La investigadora del Dpto. de Ciencias de la Comunicación nos lo recuerda: «Siempre puedes apagar la tele o el móvil».

    Conclusiones en 1 minuto

    Créditos

    Coordinación: María Martín
    Realización: Eloi Fustier y Claudia Ferrando
    Diseño: Daniel Zomeño y Nacho Gárate
    Revisión y estilo: Marta Mejías

    Agradecimientos

    Profa. Sonia París
    Profa. Irene Comins
    Prof. Vicent Sanz
    Profa. Maria Montroy
    Profa. Eloísa Nos
    Labcom UJI
    Department of Peace and Conflict Research (Uppsala University, Suecia)

    Grupos de investigación

    DESPAZ – Desarrollo Social y Paz (Filosofía, Comunicación, Educación y Ciudadanía)
    Transmedia Catalonia (Universidad Autónoma de Barcelona)

    Ellos, antifeministas. Ellas, feminazis. ¿Por qué pensar el antifeminismo?

    Zomeño

    Ellos, antifeministas. Ellas, feminazis. ¿Por qué pensar el antifeminismo?

    24 de enero 2025

    Filosofía

    Feminazis, ideólogas de género, corruptoras de la infancia, progres… son conceptos que encontramos en el imaginario colectivo actual y que tratan de desprestigiar y menospreciar los objetivos que persigue el feminismo. La facilidad con la que estos y otros insultos han sido incorporados en los discursos sociales nos da una pista de la urgente necesidad de aproximarnos a ellos de forma crítica.

    Como analistas sociales tenemos el deber de no pasar por alto estos ataques hacia las feministas y la igualdad de género, y plantearnos la pregunta sobre las causas que llevan a la emergencia del antifeminismo en la sociedad actual. Encontrar las causas sociales y materiales por las que ciertos grupos sociales se sienten amenazados por la igualdad y la diversidad sexual y de género, y reaccionan de forma violenta contra dichas realidades, nos puede acercar a la comprensión del fenómeno, así como a su posterior transformación.

    Insulto que busca desacreditar y estigmatizar a las mujeres feministas considerándolas “radicales” o “extremas”, asociándolas a una “ideología de gènero”
    Insulto que busca desacreditar y estigmatizar a las mujeres feministas considerándolas “radicales” o “extremas”, asociándolas a una “ideología de gènero”
    Insulto que busca desacreditar y estigmatizar a las mujeres feministas considerándolas “radicales” o “extremas”, asociándolas a una “ideología de gènero”
    Insulto que busca desacreditar y estigmatizar a las mujeres feministas considerándolas “radicales” o “extremas”, asociándolas a una “ideología de gènero”

    Feminazi

    Insulto que busca desacreditar y estigmatizar a las mujeres feministas considerándolas “radicales” o “extremas”, asociándolas a una “ideología de gènero”

    Tras esta reacción antifeminista de tipo conservador normalmente virado hacia la ultraderecha política se esconden todo un conjunto de miedos y malestares que van más allá de la miedo de que los hombres blancos heterosexuales puedan tener a ser “destronados” de su posición de privilegio por parte de “las feministas”. El entramado es más complejo de lo que puede parecer a primera vista, ya que el antifeminismo no solo moviliza un argumentario antigénero, sino otros argumentarios relativos a los fundamentalismos religiosos, el nacionalismo, el colonialismo, el racismo y el neoliberalismo.

    Estos argumentarios responden a malestares provocados principalmente por las consecuencias del avance de la secularización en nuestra sociedad, el auge de los movimientos migratorios, el auge de la globalización, la implementación de las políticas neoliberales en nuestras vidas y la progresiva apertura de la sociedad hacia nuevos modelos familiares y de género, que desestabilizan la noción de una familia tradicional. Todos estos procesos sociales, políticos y económicos se contraponen a una forma de vida basada en la religión, la familia tradicional, la idea de nación, el capitalismo fordista, y un largo etcétera que nos remite a biografías de tipo más tradicional o conservador.

    La amenaza hacia el mantenimiento de dichas formas de vida provoca, en parte, que estos grupos reaccionen al feminismo, convirtiéndolo en el chivo expiatorio de todos sus males. El trabajo de Wendy Brown nos puede aportar claves en este sentido, ya que esta autora apunta, que el nihilismo, el fatalismo y el resentimiento son los pilares centrales sobre los que se erige la reacción antifeminista enmarcada en el auge de los populismos de derecha tanto de los Estados Unidos como en Europa y América Latina. Con el nihilismo, provocado por la pérdida de horizonte y la devaluación de los valores morales del sujeto, se pierden las nociones del bien y el mal, cosa que supone la disolución de la capacidad crítica y activa, convirtiendo el sujeto en reactivo. Este es el caldo de cultivo en el que proliferan hoy en día los discursos antifeministas.

    De qué nos hablan cuando hablan de "igualdad verdadera"

    A partir de un análisis de literatura antifeminista de tipo divulgativo editada en España he identificado los ejes argumentales centrales del antifeminismo en España: la ideología de género, la crítica al feminismo de cuarta generación, la crítica a los conceptos de sexo y género, las nuevas víctimas del feminismo, la asociación del feminismo con el comunismo y el discurso contra los “chiringuitos feminazis”.

    En primer lugar, el discurso sobre la ideología de género está presente en todas las obras, como base de la que parten el resto de argumentaciones. Por ejemplo, la proliferación del término feminazi, del que se desprende una clara identificación de las feministas como mujeres de izquierdas, extremistas y enemistadas con las mujeres de derechas, pretende asociar un carácter totalitario y violento a la totalidad de las feministas, imposibilitando una posible identificación de las mujeres de derechas con el movimiento.

    En segundo y tercer lugar, también se desprende la crítica al feminismo de cuarta generación (como los autores de la llamada teoría queer), muy centrada en la crítica a los conceptos de sexo y género de tipo constructivista. A partir de estas críticas se pretende señalar que hay un feminismo mejor que otro, que el feminismo relacionado con la teoría queer es más peligroso para el orden social, ya que atenta (según los autores de las obras) contra la familia tradicional, la nación, la religión y otras formas de la vida conservadora.

    «El mensaje principal del antifeminismo es reduccionista. Trata de poner sobre la mesa una visión del feminismo que es monolítica»

    Estas argumentaciones se enmarcan en la reactivación del ciclo neoconservador donde el género se convierte en una herramienta de movilización social para la ultraderecha política a nivel global y como catalizador del descontento de las masculinidades heridas, después de décadas de institucionalización de políticas de género, de un periodo transnacional de movilización feminista, y del auge de los feminismos populares.

    En cuarto lugar, en las obras se construyen las nuevas víctimas del feminismo, que no serían solo los hombres, sino también las mujeres, normalmente asociadas con la derecha política. Además, también encontramos la idea de que las feministas son víctimas privadas de agencia por su propio discurso, hecho que resulta negativo porque un amplio espectro de mujeres se sienta identificado con los hitos y las luchas de este movimiento, y que en parte apoya el surgimiento del feminismo neoliberal, donde estas mujeres sí que se sentirían identificadas.

    En quinto y sexto lugar, hay dos ejes que funcionan de forma interrelacionada: la asociación del feminismo con el comunismo y la oposición a los “chiringuitos feminazis”. Mediante la asociación del movimiento feminista en España con los partidos de la izquierda política, se crea la imagen de un feminismo que reproduce las ideas comunistas. Esto, para los autores de las obras, supone una amenaza para mantener el orden económico y social capitalista liberal. Un ejemplo de la implicación de la izquierda en estos movimientos, la ven los autores, en las subvenciones públicas para la igualdad de género, que consideran, sirven para crear “chiringuitos feminazis” en universidades y otros centros públicos. Según su denuncia, esto supondría un derroche y malversación de los fondos públicos.

    Una vez abordados los principales argumentarios que componen el discurso antifeminista en España, lo que resulta difícil negar es que dichos movimientos se están nutriendo de las lcuhas y tensiones internas del movimiento feminista español en cuanto a la cuestión de quién debería ser el “sujeto del feminismo”, un debate que está llevando a ciertas rupturas hoy en las filas feministas estatales. Además, resulta evidente que las filas antifeministas tratan de delimitar qué tipo de feminismo es aceptable y cuál no. Asociando el “mal” feminismo a la izquierda política y el anticapitalismo, muestran su devoción hacia el capitalismo liberal, y denotan su apoyo a un feminismo neoliberal que concentra el “cambio social” en la decisión individual.

    Conclusiones en 1 minuto

    Créditos

    Coordinación: Carlos Cuesta-Martínez
    Realización: Eloi Fustier y Claudia Ferrando
    Diseño: María Muntyan y Paula De La Cruz
    Revisión y estilo: Otilia Martí y Marta Mejías

    Agradecimientos

    Prf. Maria Medina-Vicent
    Labcom UJI

    Grupo de investigación

    Sociología y Metodologías de Investigación Social. Desigualdades y Resistencias

    5 libros para identificar el poder en/de las imágenes con Víctor Mínguez

    El investigador Víctor Mínguez (director del Depto. de Historia, Geografía y Arte) nos propone cinco libros «muy sabios» para analizar con detalle la representación visual del poder en las imágenes y el arte a través de grandes figuras de emperadores y reyes como Carlos V, Felipe V, Luis XIV o las celebraciones triunfales de los romanos.

    5 libros para instruirse en el aprendizaje-servicio con Celina Salvador, María Maravé y Sheila Parra

    Las profesoras Celina Salvador, María Maravé y Sheila Parra (miembros del grupo de investigación ENDAVANT – Enfoque de la Diversidad como Ventaja) nos presentan una de las líneas de estudio de su grupo: el aprendizaje-servicio (o «service learning», en inglés) y su necesaria introducción en los diferentes niveles educativos.

    Y el Verbo se hizo imagen: mediatización de la figura papal en la cultura visual

    The young Pope - MAX

    Y el Verbo se hizo imagen: mediatización de la figura papal en la cultura visual

    25 de octubre 2024

    Historia del Arte

    Las imágenes como creadoras de identidad y portadoras de ideas son fundamentales en el posicionamiento global y permiten la legitimación del poder por parte de las élites. En el caso del poder pontifical, Juan Pablo II (1978-2005), Benedicto XVI (2005-2013) y Francisco I (2013-) son ejemplos de la espectacularización y la celebrificación de la imagen a través de su mediatización a nivel internacional.

    Tras el marcado secularismo que atravesaba la sociedad del siglo XX, la Iglesia católica se propuso ampliar sus fronteras y adaptarse a las necesidades del mundo contemporáneo, y para ello convocó en el Concilio Vaticano II (1962-1965). Tras esto, el papa Pablo VI (1963-1978) comenzó a propagar su imagen por todo el mundo gracias a los viajes apostólicos, que fueron debidamente fotografiados y difundidos por los canales de comunicación mediática. 

    La figura papal: entre la persona y la divinidad

    No obstante, hasta que el polaco Karol Wojtyla no ocupó el Trono de San Pedro no se dio el fenómeno de la espectacularización y celebrificación de la figura pontifical. Debido a su carisma y sus dotes actorales, la hibridación de las metáforas papales y del lenguaje de los iconos mediáticos fue sencilla. Después de la muerte de Juan Pablo II, Joseph Ratzinger ocupó su puesto bajo el nombre de Benedicto XVI. A pesar de su perfil reservado y menos atrayente, su imagen fue propagada también por los diferentes medios; y con su renuncia al papado, en 2013, llegó Jorge Mario Bergoglio. Francisco, con su llamativa presencia, continuó la difusión de su imagen, recuperó la popularidad del papado y fue designado persona del año por la revista Time en diciembre del 2013.

    Pablo VI

    1963 - 1978

    Juan Pablo II

    1978 - 2005

    Benedicto XVI

    2005 - 2013

    Francisco I

    2013 - presente

    El cuerpo pontifical es dicotómico. La persona humana con su cuerpo físico y condiciones naturales, lo terrenal, se fusiona con lo espiritual, que está compuesto por todo un conjunto de metáforas perpetuadas por la Iglesia católica. Esto deviene en lo práctico en toda una serie de simbolismos como el cambio de nombre, las vestimentas, las gestualidades, etcétera, que han sido legitimados a través de escritos y tratados religiosos. Estas ideas alrededor de la figura papal han condicionado los modos de representación a lo largo de la historia. Hecho que ha conformado una tradición cultural convencionalizada de la representación del poder pontifical en la cultura visual como, por ejemplo, el conocido retrato de Inocencio X de Velázquez (1650). Con la mentada hibridación de la lógica de representación del pontífice, es tarea de la Historia del Arte prestar atención a la cultura visual del papado contemporáneo.

    En la cronología establecida encontramos una proliferación de imágenes que clasificamos considerando su función y finalidad

    Exempla

    Versiones mitificadoras de la vida de los pontífices, incidiendo en sus buenos valores y virtudes

    Devotio

    Imágenes reproducidas de forma masiva en redes sociales o souvenirs, invitando a la oración y práctica católica

    Autoritas

    Representaciones de los pontífices como figuras de poder basadas en el seguimiento de unos protocolos o patrones

    Fake

    Creaciones basadas en papados ficticios e inexistentes, pero inspiradas en algún pontífice determinado

    El papado ha seguido difundiendo masivamente sus imágenes con la adaptación a las narrativas de las redes sociales,  como las devotio

    El grupo de los exempla está compuesto por esa mirada mitificadora del pontífice que sigue la narrativa hagiográfica y que los llega a comparar con otros personajes religiosos. Los documentales y películas que narran la vida de los pontífices como Karol II. El Papa, el hombre (Giacomo Battiato, 2006), Papa Francisco: un hombre de palabra (Wim Wenders, 2018) o Los dos papas (Fernando Meirelles, 2019) se centran en mostrarlos como ejemplos a seguir. También encontramos esta mirada en la novela gráfica donde se plasma la vida de los papas con el halo de heroicidad del superhéroe del cómic. Además de esta visión moralizante, la alusión a las virtudes teologales –la fe, la caridad y la esperanza– es recurrente. Este uso de las virtudes teologales no es novedoso, ya que tumbas, monedas, medallas y grabados papales han sido representados junto a las alegorías de la fe, la caridad y la esperanza.

    Las imágenes relacionadas con la devotio se encuentran en los objetos souvenirs que se comercializan en el Vaticano. La estampa religiosa es deudora del grabado, que permitía la reproducción en masa de imágenes y su distribución. Actualmente también encontramos la reproductibilidad infinita en las pantallas, donde las redes sociales son los medios por excelencia donde viajan aquellas imágenes del papado que transmiten los mensajes devocionales. El uso de Instagram por parte de Francisco es paradigmático, pues su primera imagen instaba a sus fieles seguidores a la oración y a la plegaria.

    Por otro lado, el grupo del autoritas y del ceremonial comprenden imágenes que siguen las lógicas propias del poder pontifical y político. Tanto los retratos individuales como los colectivos son la plasmación del papel del papa en la esfera pública y su influencia. Asimismo, los ceremoniales abarcan desde las visitas apostólicas hasta los funerales papales. Estos últimos se componen por toda una serie de protocolos a seguir y han sido estudiados dentro del ámbito de la iconografía papal. En último lugar, en el grupo del fake pontifical clasificamos aquellas creaciones que se basan en papados ficticios y que siguen todas aquellas metáforas y lógicas de representación de los grupos anteriores. Este tipo de imágenes se deben considerar porque indirectamente muestran la inspiración en la imagen de un pontífice determinado.

    En definitiva, se puede observar la relevancia del papel de la imagen en la sociedad contemporánea y la pervivencia de metáforas, esquemas compositivos y modos de representación en el imaginario colectivo relacionados con la figura pontifical.

    Conclusiones en 1 minuto

    Créditos

    Coordinación: Carlos Cuesta-Martínez
    Realización: Eloi Fustier
    Diseño: Daniel Zomeño
    Revisión y estilo: Otilia Martí

    Agradecimientos

    Mercedes Burgos Martínez

    Grupo de investigación

    Iconografía e Historia del Arte